En el inicio del gobierno de Claudia Sheinbaum, los especuladores piensan que comenzará con inestabilidad política y económica, lo cual puede ser una idea errónea que se encuentra construida desde la insuperable derrota de la oposición.
El punto de partida fue el discurso que dio ante el Congreso de la Unión el 1° de octubre, día histórico donde una mujer ser convirtió, por primera vez, en la presidenta de México.
Le apostó por darle un matiz de diálogo e inclusión a su discurso; por reconocer la historia cultural y social de las mujeres y las minorías en el país; por ahondar en el país legal que se construye en estos días con las reformas constitucionales que se están aprobando; por convertirse en una presidenta que impulse la ciencia, la tecnología y la educación –no es cosa menor su programa de becas para estudiantes de nivel básico ni la universidad Rosario Castellanos– que darán el sello científico y humanista que podría caracterizar a su gobierno.
En el tema económico no existirá la crisis que se ha alentado desde algunos sectores. La economía estará estable porque las reformas que serán aprobadas no van en contra de los inversionistas; y la continuidad de Rogelio Ramírez de la O favorecerá para que este rublo se mantenga estable.
El tema internacional será de mayor cordialidad, por primera vez en México y Estados Unidos dos mujeres estarían al frente del gobierno, esto sería fructífero para las relaciones comerciales y políticas de ambas naciones. Se abriría un diálogo franco y respetuoso desde una visión más fraterna. Importante es la presencia de Juan Ramón de la Fuente y Marcelo Ebrad al frente de los temas internacionales y económicos. Se manda un mensaje de apertura y confiabilidad en la manera en que se construirán los acuerdos.
La seguridad es el aspecto donde hay un rezago y será fundamental que la presidenta asuma una estrategia que fortalezca la parte de inteligencia policial, la eliminación de la corrupción y la aplicación de las leyes. Es necesario robustecer el Estado de Derecho y centralizar la seguridad, como sucede en la Ciudad de México.
En lo político la oposición sigue en la lona. Los dueños de las franquicias del PRI y el PAN están preocupados por mantener ese control, no se han dado cuenta que en México se construye un nuevo sistema político. El mayor reto de la mandataria federal será cohesionar a Morena, Partido del Trabajo y Verde Ecologista en torno a su gobierno. Mantener la unidad pasará por fortalecer los mecanismos institucionales de estos institutos políticos.
La aprobación de las reformas del llamado “Plan C” le darán el papel legal a su proyecto, entonces los primeros cien días serán de construir la legalidad con la que gobernará y con la que buscará ampliar la presencia de Morena en los espacios que aún controla la oposición. Serán cien días de vértigo que pueden dar el sello de un gobierno científico y humanista, que sería, no lo dudo, lo mejor que nos podría suceder como nación.