El anuncio de la presidenta Claudia Sheinbaum del incremento al salario mínimo (SM) es una buena noticia. La meta de un SM equivalente a 2.5 canastas básicas es un monto adecuado, traza una meta para avanzar gradualmente para lograrlo en 2030 y permitirá erradicar los salarios de pobreza.
En ánimo propositivo, desde Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, se ha insistido que el primer paso urgente es un SM suficiente para cubrir el costo de dos canastas básicas. Ese monto permite que la persona que trabaja pueda mantenerse a sí misma y a otra persona dependiente, por encima del umbral de pobreza. Ese monto es equivalente a la “línea de bienestar familiar”, adoptada por el sector empresarial, en particular, por la Coparmex, como el monto deseable para el SM.
Las condiciones están dadas para lograr esa primera meta ya, en la revisión del SM para 2025, si se hace bien. No tiene sentido posponer más en el resto del país lo que ya se alcanzó desde 2022 en los 45 municipios de la franja fronteriza. El resultado del ajuste fronterizo ha demostrado que no hay efectos negativos, ni en inflación, desempleo o informalidad. Al contrario, el incremento que duplicó el valor del SM en la frontera en 2019 fue una demostración empírica del margen de mejora existente, que hoy puede cubrir al resto del país.
Actualmente el SM general está casi 3,800 mensuales por debajo del SM de la frontera, casi 126 pesos menos por día. Toca entonces ahora, una mayor recuperación al SM general y basta mantener el valor del SM en la frontera. De hecho, el SM en la frontera ya alcanzó la meta trazada por la presidenta: su monto supera el costo de 2.5 canastas básicas.
En cambio, al SM general, que se aplica en el resto del país, le faltan alrededor de 1,650 pesos al mes, 55 pesos al día, apenas para cubrir el umbral de pobreza: el costo de dos canastas básicas. De ahí tendría que seguir avanzando los siguientes años hasta llegar a la meta de 2.5 canastas básicas en 2030.
Para lograr esa primera meta, la aprobación de los SM de 2025 no debe estar basada en un porcentaje (12, 15 o x%), sino en un monto. Además, debe ser un incremento diferenciado: en la frontera basta recuperar el valor perdido con la inflación. En el resto del país, además del porcentaje ligado a la inflación, hay que añadir un monto en pesos, únicamente aplicable al SM general, que lo lleve a 305 pesos al día, lo suficiente para erradicar los salarios de pobreza.
Este método o fórmula no son novedad u ocurrencia propia. Los decretos de revisión de los SM publicados en el DOF desde 2017 aplican esos dos componentes: el porcentaje de referencia (ligado a la inflación) y el monto independiente de recuperación, tasado en pesos y no en porcentaje, que únicamente aplica a los SM. Ya existe una experiencia similar. Conasami puede hacer algo similar a la aprobación de los SM para 2020. En esa ocasión, al SM de la frontera únicamente se le añadió el porcentaje de inflación, pues ya había duplicado su valor en la revisión anterior. En cambio, al SM general, además del porcentaje basado en la inflación, se le añadió un monto de casi 15 pesos.
Solo como ejemplo, si a los SM se les ajusta en 5 % para recuperar valor perdido por la inflación, al SM general, además hay que sumarle 43.55 pesos como monto de recuperación, tasado en pesos, no en porcentaje.
Habrá quien diga que se trata de un aumento porcentual muy alto, pero la diferencia es clara: el porcentaje de referencia es únicamente 5 % y está basado en la inflación. Solo el SM general sube además un monto independiente, para llegar a 305 pesos por día. Ese monto erradica los salarios de pobreza. Si se hace bien, es totalmente factible.