Tepetitlán, cuna del pan de fiesta
Casi el 90 % de los habitantes se dedican a la elaboración de pan. Cortesía

Las manos de Ambrosio Rodríguez, quien lleva 65 años como panadero, aún son muy habilidosas para darle forma a las piezas de pan que elabora con maestría en el taller donde aprendió el oficio desde que era un niño.

Forma parte de una familia que desde hace varias generaciones se dedica a esa actividad en San Antonio Tepetitlán del Valle de México, conocido como la cuna del pan de feria o pan de fiesta.

Desde la entrada al pueblo, cercano a Papalotla y Chiconcuac, se les da la bienvenida a los visitantes a la “Tierra bendita del pan”, como así está inscrito en el arco por el que pasan todos los que llegan a ese territorio.

Y le llamas así porque casi el 90 % de los, aproximadamente, dos mil 100 habitantes que residen ahí, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), se dedican a la elaboración de pan.

En la casa de don Ambrosio preservan esa tradición, la de hacer ese alimento como lo preparaban sus tatarabuelos y él le ha enseñado a su descendencia esa misma receta para que el producto sea igual al de hace más de 100 años. En su taller está el horno artesanal, construido con ladrillos de barro, el cual arde a más de 200 grados centígrados para que le dé el sabor especial a cada uno de las piezas que elaboran.

En todo el año preparan pan de fiesta, el que se vende en todas las festividades de la metrópoli y en varias de la entidad de la República mexicana, como la de Aguascalientes, León y Texcoco, entre otras.

Pero en las semanas previas a la celebración del Día de Muertos le dan una pausa a ese producto para que hagan el pan alusivo a esa festividad, que es la más importante en el calendario de los mexicanos.