El gobierno federal deberá tener una gran inteligencia, sensibilidad y versatilidad para atender diversos desafíos durante lo que resta del año y el primer trimestre del 2025.
El primero de ellos será reforzar la gobernabilidad fisurada por el tema de la violencia y la inseguridad. Recibe grandes porciones de territorio perdido, cambios en gobiernos en los estados más populosos, entrada de cientos de nuevos gobiernos municipales y una guerra interna del cártel más poderoso del mundo.
Las cosas no cambiarán en breve, aún en el escenario más optimista.
El segundo frente vendrá con la evolución de la transición gubernamental de los Estados Unidos. La retórica de Trump es muy amenazante para el país. Pero la retórica no gobierna. Altera los mercados, pero no gobierna.
Los nombramientos, sí. Y ahí las cosas se empiezan a descomponer más. Los primeros anuncios han sido de duros y halcones. Los anuncios de inversiones estadounidenses en México se enfrentarán al muro proteccionista del nuevo gobierno. Mala señal. Los migrantes ilegales enfrentarán una mano de acero. Los cárteles están en la mira.
La relación con el vecino será compleja, impredecible y contra reloj: la revisión del T-MEC está encima.
Otra vertiente será la desaceleración económica -si bien nos va- o recesión, si las cosas van peor. Alejandro Werner ha publicado un estudio sobre el comportamiento de la economía mexicana durante el primer año de los gobiernos durante este siglo.
Todos poseen un comportamiento similar: enfrentan un decrecimiento del 3 % con respecto al sexto año del gobierno anterior. Si este año apenas superamos el 1 % de crecimiento, y el patrón se cumple, podemos anticipar o una anemia o una desnutrición económica en 2025. Escójanle.
Si a eso se suma la incertidumbre en la gobernanza (ver encuesta del Banco de México) por la reforma judicial, la supremacía constitucional, desaparición de autónomos, etc, se entenderá que vienen tiempos muy complejos.
Señal de alerta: en mayo, la paridad con el dólar promedió 16.70 pesos. Ayer cerró en 20.50. Una devaluación que ya roza los cuatro pesos o 21.8 %. Y esto apenas empieza.
Al gobierno federal le urge una estrategia que brinde certidumbre, dé resultados en seguridad, blinde la gobernanza y surfee las potentes olas del norte.
Nada fácil, en plena curva de aprendizaje.
Ampliar su base de apoyo es fundamental. Abrir consensos con una base opositora disminuida, sin liderazgos ni brújula, pero aun así numerosa, parece sensato.
Articular la preeminencia del estado en diversos sectores productivos sin ahuyentar al sector privado, indispensable.
Dar señales categóricas de que cesaron los abrazos a los criminales, fundamental.
Tiempos de riesgos. Tiempos de decisiones audaces.
Tiempos donde no hay minutos que perder.